Sobre la Justicia y Sencillez del Islam - Parte 2
Sobre la Justicia y Sencillez del Islam - Parte 2
Segunda Jutba:
Las alabanzas son para el Señor del universo, y que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con el enviado como misericordia para el mundo, con su familia y compañeros hasta el Día del Juicio Final.
Procediendo:
¡Hermanos musulmanes! Teman a Al-lah, Alabado sea, y sepan que las acciones del creyente no acaban con la finalización de un determinado acto de adoración o su tiempo, sino que acaban con la llegada de la muerte, pues toda la vida es una oportunidad para la adoración, le dijo Al-lah, Alabado sea a Su Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él:
{Y adora a tu Señor hasta que te llegue la certeza [la muerte]} [Corán 15:99].
Ocupemos nuestro tiempo con la adoración a Al-lah y con aquello que nos acercará a Él, pues ha facilitado en gran manera los actos de adoración, ha diversificado las puertas del bien de tal forma que todo aquel que desea hacer el bien tiene una puerta por donde entrar.
Observemos el pilar más importante del Islam después del testimonio de fe (shahada), la oración, requiere de muy poco esfuerzo pero su recompensa es muy grande, ya que son cinco oraciones diarias pero se computan en la balanza como la recompensa de cincuenta oraciones, están dispuestas en diferentes momentos del día y la noche, momentos apropiados a fin de no provocar pereza ni cansancio; y si además de todo esto se la realiza en congregación, se obtiene más recompensa, pues la oración en congregación supera a la oración individual en veintisiete grados.
Después tenemos las oraciones voluntarias relacionadas con las cinco oraciones obligatorias (en árabe Ar-Rawatib), cuatro raka’at antes del Duhur (es decir, después del adhan para el Duhur y antes del comienzo de dicha oración) y dos después; dos después del Maghrib, dos después del ‘Isha’ y, finalmente, dos antes del Fayer (es decir, después del adhan para el Fayer y antes del comienzo de dicha oración); Al-lah le construye a quien las rece una casa en el Paraíso.
Posteriormente, los adhkar (súplicas para recordar a Al-lah) que se dicen después de cada oración obligatoria, “quien glorifique a Al-lah 33 veces (subhan Al-lah), Lo alabe 33 veces (Alhamdu lil-lah), Lo engrandezca 33 veces (Al-lahu Akbar), todo esto hace un total de noventa y nueve, y si completa los cien diciendo ‘La ilaha ila Al-lah, wahdahu la sharika-lah, lahul mulk, wa lahul hamd, wa huwa ‘ala kuli shai’in qadir’, se le perdonan todos sus pecados [pequeños] aunque fueran como la espuma del mar”.
Después tenemos la oración voluntaria del witer (impar), realizarla es parte de la Sunna (tradición) del Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, quien dijo: “Al-lah es impar y ama lo impar”, consta de una raka’a como mínimo y de once como máximo, es una oración muy recomendable (nuestro Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, la realizaba incluso cuando estaba de viaje), dijo el Imam Ahmad: “Quien abandone la oración del witer es una mala persona, y no es apropiado que se acepte su testimonio”; y el tiempo para su realización comprende desde que finalice la oración del ‘Isha’ –aunque se adelante al Maghrib y se recen juntas–, hasta que llegue el tiempo de la oración del Fayer.
En cuanto a la ablución, quien la realice correctamente, lavando cada miembro tres veces (excepto la cabeza y orejas, una vez) y acto seguido diga: “Ash-hadu an la ilaha ila Al-lah, wahda-hu la sharika lah, wa ash-hadu anna Muhammadan ‘abduhu wa rasuluh, Al-lahumma iy’alni minat tawabin way’alni minal mutatahirin”, se le abren las ocho puertas del Paraíso para que entre por la que quiera.
Y con lo que respecta a las caridades, si se dan con la sincera intención de agradar a Al-lah –y no obtener los elogios de la gente–, y con dinero obtenido lícitamente, Al-lah las acepta con Su mano derecha (una mano acorde a Su Divinidad y Majestuosidad) y las va engrandeciendo poco a poco, hasta el punto que un simple dátil dado en caridad puede llegar a convertirse el Día del Juicio a lo equivalente a una gran montaña en recompensa. Por ello, todo aquel que gasta en su persona, familia, hijos y animales a su cargo, buscando con ello complacer a Al-lah, recibirá recompensa por ello; dijo el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él:
“Ciertamente Al-lah se complace de un siervo que cuando come una comida alaba a Al-lah por ello, y cuando bebe una bebida alaba a Al-lah por ello”; y le dijo a Sa’d Ibn Abi Waqqas: “Y sabe que obtendrás recompensa por todo lo que des en caridad buscando con ello complacer a Al-lah, aun si fuera darle un pedacito de comida en la boca a tu esposa”; y dijo: “Quien se ocupa de la viuda y el necesitado es como aquel que lucha por la causa de Al-lah, o quizás como quien está en ayuno todo el tiempo y como quien reza sin parar”, y con “ocuparse” se refiere a que les busca el sustento y resuelve todas sus necesidades; por ejemplo, tus hijos pequeños que no pueden trabajar, si buscas el sustento para así alimentarlos y mantenerlos, es como luchar por la causa de Al-lah.
Se reporta en Sahih Muslim un hadiz de ‘Aisha, que Al-lah esté complacido con ella, donde el Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él, dijo:
“Al-lah creó a Adán con trescientas sesenta articulaciones, quien recuerde a Al-lah, Lo alabe (Al Hamdulil-lah), declare Su unicidad (la ilaha ila Al-lah), glorifique a Al-lah (Subhan Al-lah), retire una piedra del camino de los musulmanes o un tronco dañino o un hueso, ordene el bien y prohíba el mal, tanto como el número de esas articulaciones, se irá a dormir habiendo sido apartado del Infierno”; y dijo: “Es muy recomendable que cada uno de ustedes empiece su día dando caridad por cada una de sus articulaciones, cada vez que glorifiques a Al-lah es como una caridad, cada vez que lo alabes, cada vez que declares su unicidad, cada vez que lo engrandezcas, ordenar el bien es caridad, prohibir el mal es caridad, y les es suficiente –para ganar toda esa recompensa– con rezar dos raka’at en el tiempo del Dhuha (Dhuha: mañana; oración voluntaria que consta de dos raka’at cuyo tiempo de realización va desde después de que sale el sol hasta antes del mediodía, es decir, de la oración del Dhuhur)”; dijo también:
“Todo lo que gastes para alimentarte es como una caridad, lo que gastes para alimentar a tu hijo es como una caridad, y lo que gastes para alimentar a tu esposa es como una caridad”, dijo: “Y cada vez que mantengas relaciones sexuales con tu esposa es como una caridad”.
Por tanto, vemos que hay numerosos caminos para hacer el bien, así que el inteligente es aquel que desobedece a su alma cuando lo incita al pecado y obra para lo que vendrá después de la muerte, y el necio es aquel que obedece a su ego y después se llena de falsas esperanzas. Me refugio en Al-lah de satanás, el lapidado, dice Al-lah, Glorificado sea:
{Toda alma probará la muerte, y recibiréis vuestra completa recompensa el Día de la Resurrección. Quien sea salvado del Fuego e ingresado al Paraíso habrá triunfado. La vida mundanal no es más que un placer ilusorio} [Corán 3:185].
Pidan bendiciones por el Profeta Muhammad, tal como Dios se los ordena: {Ciertamente Al-lah y Sus Ángeles bendicen al Profeta. ¡Oh, creyentes! Pidan bendiciones y paz por él}; y dijo el Profeta Muhammad, sal-lahu ‘alaihi wa sal-lam: “A quien pide a Al-lah, Glorificado sea, una bendición para mí, Al-lah lo recompensa por esta acción con diez bendiciones”.
¡Oh Al-lah! Da bendiciones y paz a nuestro Profeta Muhammad, a sus familiares, a todos sus discípulos y a quienes sigan su guía de buena manera hasta el Día del Juicio. ¡Oh Al-lah! Da tu complacencia a todos los discípulos de Tu Mensajero, de quienes fueron destacados Abu Baker, Omar, ‘Uzman y ‘Ali. Complácete también con todos los seguidores de estas nobles personas, quienes siguen su guía hasta el Día del ajuste de cuentas, y con nosotros los presentes, pues Tú eres en verdad el más Clemente.
¡Oh Al-lah! Enaltece y dignifica al Islam y a los musulmanes, protégenos del mal de nuestros detractores, y líbranos de los problemas del encarecimiento de los productos, la propagación de enfermedades, de la usura y el interés monetario, del adulterio y la fornicación, de los terremotos, de las dificultades y las tribulaciones, y de la perversión y corrupción oculta y evidente.
¡Oh Al-lah! Perdónanos y perdona a nuestros hermanos creyentes que ya fallecieron, y no hagas que en nuestro corazón se encierre el desprecio y el odio por los que han creído en Ti como se debe. Tú eres el más Bondadoso y Misericordioso.