La obediencia a Allah trae provisión
Tengo treinta años. Estuve pecando cinco años antes, sin embargo rezaba. Luego me casé y viajé a Francia. Me sucedieron muchos problemas y encontré que la única solución era retornar a Dios y arrepentirme. Entonces me arrepentí, alabado sea Dios. Comencé a memorizar el Corán y a aprender más sobre el Islam. Realicé los ayunos voluntarios durante el año, y no me perdí ninguna oración en la mezquita excepto raramente, ni el primer takbir por cuarenta días. Alabado sea Allah, como Él lo merece.
Como resultado de esto, mis circunstancias mejoraron muchísimo, y siento un cambio muy positivo en mí también. Cuanto más obedezco a Dios, más Dios me bendice, Dios está observando, Él sabe que digo la verdad.
El problema es que no sé por qué me esto esforzando en realidad en el culto: ¿Es para ganar el Más Allá, o porque busco los beneficios mundanos? Si doy en caridad por ejemplo, no tengo la seguridad de si estoy buscando realmente la pura recompensa o porque sé que Dios me bendecirá con mucho más de lo que doy en caridad. Entonces he comenzado a dudar de mí, ¿es que soy hipócrita?
Alabado sea Allah.
Te felicito, hermano mío, por haber sido guiado por Dios a arrepentirse y volver al camino recto. Eso es una bendición que te ha sido otorgada y por la que debes estar agradecido, porque es el objetivo de cada creyente, y es la cosa más importante en este mundo y en el Más Allá. Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Allah no le garantiza Su amor a los penitentes sin que se conviertan en lo mejor de la gente ante Él. Si no fuera ese arrepentimiento una palabra que acompaña todas las leyes del Islam y las verdades de la fe, el Señor no se regocijaría grandemente por cada arrepentimiento de Sus servidores”. Fin de la cita.
Madáriy as-Saalikín (1/343).
El hecho de que cuando más te esfuerzas en el culto se te hagan disponibles más formas de encontrar tu provisión lícita, muestra que temer y obedecer a Dios trae aprovisionamiento, como Allah dijo (traducción del significado):
“Y sabed que Allah siempre le dará una salida a quien Le tema, y le sustentará de donde menos lo espera” (at-Taláq 65:2-3).
De la misma manera, el pecado trae pobreza. Una persona puede quedar privada de sus provisiones como consecuencia del pecado que comete. Nada acarrea nuestro progreso más que realizar actos de obediencia y evitar los pecados.
Pero debes poner atención a tus intenciones antes de comenzar un acto de culto, para que tu motivación al hacer el bien sea buscar la complacencia de Dios, y debes prestar atención a tus intenciones para que no se corrompan durante cada acto, para que puedas librarte de la auto-admiración, de ser engreído, buscar el elogio de la gente y que en sus corazones te consideren importante, evitando pensar y sentir así por lo que te trae de bueno, de tal forma que si tu provisión se reduce, no dejes de obrar rectamente. Estas son las cosas contrarias a la sinceridad que estropean los actos de obediencia.
Ibn al-Qayím (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Las cosas que estropean o anulan las buenas obras son también muchas para enumerar. Lo que importa no es el acto en sí, sino evitar que se contamine con intenciones que puedan estropearlo o anularlo”. Fin de la cita.
Al-Wábil as-Sáieb (p. 20).
Debe señalarse que si la intención de una persona al realizar actos de culto es buscar la complacencia de Dios y Su recompensa en el Más Allá, y también intenta ganarse con eso una recompensa mundana más inmediata por su obediencia en este mundo, tal como una provisión holgada, una buena vida, etcétera, no hay nada de malo en eso.
El Shéij Ibn ‘Uzaimín (que Allah tenga misericordia de él) dijo: “Si una persona intenta dos cosas buenas con su acción, el bien en este mundo y en el Más Allá, no hay nada de malo en eso (es decir, no hay culpa ni pecado para esa persona), porque Allah dijo (traducción del significado):
“Y sabed que Allah siempre le dará una salida a quien Le tema, y le sustentará de donde menos lo espera” (at-Taláq 65:2-3).
Al-Qáwl al-Mufíd (2/244).
No dejes que Satanás te diga que eres un hipócrita o que eres insincero, porque su meta es distraerte de tu rectitud y conducirte afuera del camino del bien. No dejes que tus motivaciones para hacer actos de obediencia a Dios sean simplemente la buena fortuna que te traigan, de tal manera que si tales beneficios cesaran, te detuvieras en tu buen comportamiento. Más bien realiza tus actos sinceramente por tu Señor, y agradécele por las cosas buenas que Él te ha concedido.
“Vuestro Señor os hace saber que si Le agradecéis, Él incrementará vuestro sustento; y sabed que si sois desagradecidos Su castigo será severo” (Ibrahím 14:7).