El amor y la belleza en el Islam - Tercera Parte


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El amor y la belleza en el Islam - Tercera Parte

 


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Autor: MAHMUD M. NACUA

 

4. El amor dentro de la familia musulmana. 

Dentro de la familia musulmana, se cultivan las semillas del amor: el amor del marido hacia su esposa, y el de la esposa hacia su marido y el amor de los niños. Cuando estos niños crecen embargados por de amor, amarán a sus padres y madres… El Profeta Mohammad, (SAAWS) nos ofrece un ejemplo sobre las relaciones de amor. Él amaba a todas sus mujeres, aún así sentía un amor especial hacia ‘A’isha.

Se narra que decía que ‘A’isha era "el amor del Profeta de Al·lâh". Los libros de dichos y de la tradición del Profeta (SAAWS), narran que decía a su hija Fátima "es el amor de tu padre", refiriéndose a ‘A’isha, que Al·lâh esté complacido con ella. Se ha narrado también que puede ser justo con sus mujeres en todo, menos en el amor. Y él es quien dijo: "Oh Al·lâh, esta es mi voluntad en lo que poseo, pues no me reproches por lo que no poseo". Sin embargo, su vida con sus mujeres se caracterizaba por la buena convivencia y las buenas virtudes morales. [Y parte de Sus signos es que os creó esposas sacadas de vosotros mismos para que encontrarais sosiego en ellas y puso entre vosotros amor y misericordia; realmente en eso hay signos para gente que reflexiona.] (TSQ, Sura 30. Ar·rûm "Los Romanos"; aleya 21).

La armonía y la misericordia entre los esposos es algo natural entre las criaturas de Al·lâh, y es también parte de Su sabiduría. Si no hubiese habido armonía entre los esposos, la creación de la familia no hubiese continuado y los niños no hubiesen sido educados de una forma que garantizase la continuación de la humanidad basada sobre unos modos, valores y normas fijos. Todo ello forma parte de las características del ser humano. Al·lâh Hizo del matrimonio entre el hombre y la mujer una naturaleza y una ley que no admite cambios o alteraciones.

El Profeta (SAAWS) ha mostrado su amor por sus hijas y ha devuelto a las nacidas y a las mujeres en general sus legítimos derechos como personas; derechos de los que fueron privadas en la época pre-islámica, dominada por la cultura tribal. Entre sus prácticas destacaba la de enterrar vivas a las niñas, es decir matarlas vivas por temor a la pobreza y al deshonor. El Corán ha hablado con claridad y precisión sobre esta injusticia en contra de la mujer: [Y cuando a alguno de ellos se le anuncia el nacimiento de una hembra su rostro se ensombrece y tiene que contener la ira. Se esconde de la gente a causa del mal de lo que se le anunció pensando si se quedará con ello a pesar de la vergüenza o lo enterrará. ¿Acaso no es malo lo que juzgan?] (TSQ, Sura 16 An·nahl "Las Abejas", aleyas: 58-59).

El Profeta (SAAWS) tuvo cuatro hijas con su primera mujer Jadîÿa que son: Zainab, Roqayya, Um Kulzûm y Fâtima. Cuando le llegaba la noticia de que su mujer había dado a luz a una niña, el Profeta recibía la noticia con un rostro iluminado y alegre, y se apresuraba para coger a su hija, besarla y felicitar a la madre por la pequeña. Luego ordenaba sacrificar los corderos y preparar los banquetes para celebrar el nacimiento de su nueva hija. Todo ello sucedió antes de que las revelaciones divinas fueran descendidas sobre él.

Más tarde el Corân descendió con aleyas claras: [¡Hombres! Temed a vuestro Señor que os creó a partir de un solo ser, creando de él a su pareja y generando a partir de ambos muchos hombres y mujeres.] (TSQ, Sura 4 An·nisâ´ "Las Mujeres", aleya 1).

Podemos considerar la postura del Profeta (SAAWS) sobre el tema de la mujer y el amor a los niños, en aquella etapa de la historia de la ignorancia que precedió al Islam en la cultura árabe, uno de los signos de la profecía que Al·lâh otorgó a Mohammad Ibn ‘Abdil·lâh, que fue enviado por Al·lâh como misericordia para los mundos y para la humanidad.

Es obvio que su mensaje siga siendo una misericordia para todo el mundo, aún después de su muerte. 

Quien lee la biografía del Profeta elegido y las partes dedicadas a su trato con los niños, se encontrará con un derroche de cariño y ternura. Se suma a ello su amor a sus nietos Al-Hasan y Al-Husayn, hasta el punto de que el Profeta se bajaba del almimbar para abrazar a uno de los dos (consultar en Sahih Al-Bujârî). Y dentro de nuestro patrimonio educacional islámico, encontramos una opinión hermosa y sabia que se le atribuye a más de un culto: "juega con tu hijo siete veces, enséñale siete veces y hazte amigo suyo siete veces".

La permanencia de los valores de la misericordia es una responsabilidad que incumbe a todos los creyentes instruidos, por su poder de curar muchas de las enfermedades de la humanidad. (El jeque Muhammad Abu Zahra, citó en su libro "el Sello de los Profetas" que la misericordia era para él un valor que deja huellas universales, y los valores tienen un valor absoluto. Se narra que algunos de sus compañeros dijeron: "Oh Profeta de Al·lâh, citas con mucha frecuencia la palabra misericordia; nosotros somos misericordiosos con nuestras mujeres y con nuestra descendencia". El Profeta SAAWS, les respondió: "no quiero eso, sino que deseo la misericordia en su totalidad" - consultar el libro "Enseñadles a vuestros hijos a amar al Profeta de Al·lâh" de Muhammad ‘Abdo Yamany-

Y una de las enseñanzas del amor en la vida de Mustafâ (SAAWS) es que él servía a su familia, y decía a los musulmanes: "El mejor de vosotros es quien es mejor para su familia, y yo soy el mejor para mi familia". Â’isha, que Al·lâh esté complacido con ella, narró: "el Profeta (SAAWS) jamás le ha pegado con la mano a nadie, y no ha pegado nunca a una mujer, y jamás ha golpeado nada con su mano, a no ser que esté en la lucha por el camino de Al·lâh, y cuando tenía que optar entre dos cosas, siempre elegía el más fácil…" y Â’isha dijo también: "el Profeta de Al·lâh (SAAWS) estuvo siempre a disposición de su familia, salvo cuando se disponía a rezar…". Con este texto que se centra en el punto de vista del Profeta acerca del uso de la violencia el Islam y su Profeta se adelantan a todas las legislaciones modernas que no toleran la violencia ni contra los niños, ni contra los mayores.

La armonía entre las parejas y la existencia del amor en la familia musulmana, es uno de los motivos más importantes para la construcción de una familia feliz. El amor aquí no se ejemplifica en impulsos incontrolables o en deseos pasajeros, ni es un poder adquisitivo y material. El amor es más grande que eso, porque es un tesoro dentro de los valores, cuyo crecimiento, estabilidad y continuidad, se prolongan con entendimiento y paciencia, y evitando muchos errores y malentendidos. "((¿Queréis que os diga a quién de vosotros amo más y quien será el más cercano a mi el Día del Levantamiento? Lo repitió dos o tres veces.

Contestaron: "¿Sí, mensajero de Al∙lâh?". Dijo: "Aquél que posea mejor moral, los modestos, quienes son armoniosos y crean armonía entre los demás.)) (Dicho del Profeta SAAWS).

Contempla el siguiente dicho del Profeta (SAAWS): "quienes son armoniosos y crean armonía entre los demás." Cuál es el significado de armonía: la custodia, el cariño, el pacto, la unión; pues quién tiene más derecho de poseer estos valores si no es la familia, siendo ésta la piedra angular en la construcción de la sociedad. Las sociedades en las que hay un alto porcentaje de familias unidas y estables es la más feliz de las sociedades. Y las contrarias llevan hacia el sufrimiento y a la depresión. ((El mejor de vosotros es quien es mejor para su familia, y yo soy el mejor para mi familia)). (Dicho del Profeta SAAWS)

Aunque el Profeta era la mejor persona para su familia, la gente de su casa no eran ángeles y sus mujeres tampoco lo eran. Eran como el resto de las mujeres, en lo relativo a sentimientos internos, de celos y de algunas contradicciones que tuvieron con el Profeta (SAAWS). Los libros modernos, entre los que se encuentra el libro de Bujârî, narran algunos actos y decisiones que hacían las mujeres del Profeta, y esos hechos le alteraban al Profeta, pues ellas le replicaban y hacían que se enfadara, y una de ellas fue Âisha (la hija de Abu Bakr As·sidiq) y Hafsa (la hija de ‘Omar Ibn Aljat·tâb).

Por eso, las relaciones familiares no están exentas de situaciones de desacuerdo, irritabilidad, nerviosismo y enfado. El amor y el afecto permanecen como las claves que frenan estas contradicciones. Cada miembro vela por la permanencia de la huella del amor pudiendo, éste, encontrar remedio a todos los problemas que surjan. Pero si se acaba e interrumpe este vínculo de unión, y se sustituye por el odio y el abandono por una de las partes, o por todas, será tarea difícil el continuar felices y unidos, y el construir una familia vinculada, autosuficiente, donde reine el respeto mutuo.

Uno de los motivos de éxito de la construcción de una familia es la permanencia del amor y del respeto, el consenso mental e intelectual, el cual emana a partir del acercamiento entre los esposos, bajo las bases de la enseñanza. Cuanta más semejanza haya entre los niveles intelectuales de los esposos, más razones de éxito, entendimiento, integración y fuerza se darán. Pero todas las reglas tienen una excepción, pues hay matrimonios en los que no se han dado estos parámetros, y aún así fueron matrimonios exitosos.

La casa bendecida por el amor, es en la que se crían niños y niñas con una educación que hace que quieran más a sus padres, madres y hermanos. El amor de los padres y el ser virtuosos con ellos son parte de los requisitos y de las señales del buen creyente. El Noble Corán, afirmó en varias aleyas la obligación de ser buenos con los padres y respetarles toda la vida "Hemos encomendado al hombre que trate bien a sus padres. Su madre lo llevó en el vientre fatiga tras fatiga y fue destetado a los dos años. Sé agradecido conmigo y con tus padres. A Mí has de volver." (TSQ, Sura Loqmân 31 aleya 14); "Hemos encomendado al hombre tratar con bondad a sus padres" (TSQ, Sura Al- ‘Ankabût <> 29, aleya: 8); "Tu Señor ha ordenado que sólo lo adoréis a Él y que hagáis el bien con los padres. Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas "uff" ni los rechaces, sino háblales con buenas palabras. Baja sobre ellos el ala de la humildad que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, al igual que ellos me criaron cuando era pequeño"] (TSQ, Sura Al-Isrâ´<> 17, aleyas: 23-24).

El Profeta aseguró en varios dichos la importancia de ser virtuoso con los padres y hacer el bien, lo que puso eso a la cabeza de los actos más queridos por Al·lâh, Bendito y Enaltecido Sea, dijo: ((ser virtuoso con los padres es de los actos más queridos por Al·lâh, y le ha otorgado una posición: está justo después de la obligación de llevar a cabo la oración a su hora.)) Del mismo modo que aseguró la importancia de mantener los lazos familiares, pilar importante dentro de las bases de la construcción social "Y aquéllos a los que les unen lazos de consanguinidad están más cerca unos de otros, según el Libro de Al·lâh" (TSQ, Sura Al-Ahzâb << Los Coaligados>> 33, aleya: 6).

Dentro de este ambiente de amor y armonía, crece también el amor entre los chicos y las chicas, entre los muchachos y las muchachas, ese es el amor que se crea antes de la etapa del matrimonio, y también es el amor que recitan los poetas, del que han escrito los literatos y los sabios, y sobre el que han versado historias, novelas y tomos de libros. El Imâm Ibn Al Qayyim ha desarrollado este asunto en su libro: "Zâd Al·ma’âd fî hadî jayri- l -’ibad" y le puso de título: "un capítulo sobre las directrices del Profeta, SAAWS, para curar los males de amor".

Dijo: "el amor intenso es una exageración en el amor y es un sentimiento de seducción del que ama hacia su amado, y estará en la cura del amor y sus manifestaciones". Y el Imâm Ibn Al Qayyim redactó un libro que tituló "Al-Olf wa Al-îlâf" (Amar y hacerse amar). El jeque Râshed Alghannûshy, comentó este libro con estas palabras: "el amor entre el hombre y la mujer es parte indivisible de la naturaleza con que se ha creado el universo, una parte indivisible de la naturaleza innata del universo…" y también dijo: "el jeque Imam Ibn Al·qayyim ha redactado un libro hablando del amar y ser amado sin una Fetua que le negase a este prestigioso jeque su discurso sobre el amor y las historias de los amantes. Así como Ibn Al·qayyim redactó un libro sobre las historias de los amantes, y no se ha emitido ninguna Fetua que le desprestigiase a Ibn Al·qayyim porque haya escrito un libro sobre el amar y los amantes." (Discurso de Qasy Saleh A-Darwîsh. Y son unos discursos que mantuvo con el jeque Râshed Alghannûshy, y que han sido publicados en un libro.

Y conectando con la naturaleza innata, el Islam no tiene una postura que ignore la naturaleza de este tipo de amor, pero sí que lo trata de manera positiva, facilitando las regulaciones para guiar y organizar sus asuntos. El Profeta nos muestra la manera de hacer eso a través de su dicho: "Oh jóvenes, quien de vosotros tuviese la posibilidad de casarse, que lo haga, y quien no pueda su solución es el ayuno, pues es para él un alivio". Y en otro dicho dijo: "no hemos visto solución para los enamorados que no sea el matrimonio".

Para que este amor se desarrolle de forma correcta la sociedad debe estar convencida de los valores del amor hogareño y de las relaciones públicas, debe consolidar las tradiciones promulgadas por una sociedad islámica, debe ser capaz de renovarse a si misma y tratar los nuevos acontecimientos que van ocurriendo en el espacio y el tiempo. Hoy en día, tanto las etnias, como las culturas y religiones se encuentran en varios contextos, en varios espacios. La fuerte protección tanto de la mujer como del hombre, de los jóvenes surge de dentro de la sociedad, desde su educación y apertura hacia el espacio exterior. Y ese es el mayor tesoro que el ser humano posee, tanto mujeres como hombres.

 

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