El Tercer Pilar del Islam: Caridad Obligatoria
La caridad no sólo se recomienda en el Islam, es una obligación de cada musulmán económicamente estable. Dar caridad a aquellos que lo merecen forma parte del carácter del musulmán y es uno de los Cinco Pilares de la práctica islámica. El Zakat puede traducirse como “caridad obligatoria”; responder a las necesidades de aquellos miembros de la sociedad que lo necesitan es una obligación para aquellos que han sido bendecidos por Dios con riquezas. Algunas personas desprovistas de sentimientos de amor, sólo saben acumular riqueza y multiplicarla con la usura e intereses bancarios. Las enseñanzas del Islam son la antítesis de esta actitud. El Islam alienta a una repartición de la riqueza ayudando a que las personas se valgan por sí mismas y se conviertan en miembros productivos de la sociedad.
En árabe es conocido como zakat, que significa literalmente “purificación”, porque el zakat purifica al corazón de la codicia. El amor por la fortuna es natural en el ser humano, pero la creencia en Dios conlleva a compartir con el prójimo. El Zakat debe ser pagado en diferentes categorías de propiedad – oro, plata, dinero, ganado, producción agropecuaria y materia prima – y se paga cada año luego del balance anual. Se debe entregar el 2,5 % anual de los ahorros y los activos individuales.
Como la oración es una responsabilidad individual y comunitaria, el zakat expresa la adoración del musulmán y el agradecimiento a Dios ayudando a los más necesitados. En el Islam, el verdadero dueño de las cosas no es el hombre, sino Dios. La adquisición de la riqueza para su exclusivo beneficio o vivir solamente para incrementar la riqueza es una maldición. La mera adquisición de riqueza no cuenta a los ojos de Dios. No le da al hombre ningún mérito en esta vida ni en el mas allá. El Islam enseña que las personas deben adquirir riquezas con la intención de gastarla en sus propias necesidades y en las del prójimo.
“Dijo el Profeta –la paz sea con él- : “El hombre dice: ‘¡Mi fortuna! ¡Mi fortuna!’ Pero ¿acaso tienes otra fortuna excepto por la que gastas en caridad, y de esa manera se eterniza, lo que vistes y se desgasta, y lo que comes?”
El concepto de riqueza en el Islam se considera como un regalo de Dios. Es Dios quien le provee a la persona, Quien ha destinado una porción de ello para el pobre, por lo que el pobre tiene derecho sobre la fortuna de los más agraciados. El Zakat le recuerda al musulmán que todo lo que posee le pertenece a Dios. La gente recibe la riqueza como una confianza de Dios, el Zakat libera a la persona del amor por el dinero. El Zakat no es algo que Dios necesita. Él esta por encima de cualquier tipo de necesidad o dependencia. Dios, en Su infinita misericordia, promete recompensas por ayudar a los necesitados con la condición de que el Zakat se pague en nombre de Dios, sinceramente de corazón, sin esperar retribución alguna de los beneficiarios, ni esperar que su nombre aparezca en una lista de filántropos. Los sentimientos de quien recibe el Zakat no deben ser heridos haciéndolo sentir inferior o recordarle lo que ha recibido.
Cuando una institución recauda el Zakat de los musulmanes, el dinero recaudado como Zakat sólo puede ser utilizado para cosas especificas encomendadas por Dios. La legislación islámica estipula que la caridad se utiliza para alimentar a los pobres, los huérfanos y las viudas, para liberar esclavos o prisioneros, o para pagar deudas como se menciona en el Corán (9:60). El Zakat, que se estableció 14 siglos atrás, funciona como la seguridad social en la sociedad musulmana.
Ni las escrituras judías ni las cristianas aprecian la liberación de los esclavos como un acto de adoración. De hecho, el Islam es la única religión del mundo que requiere que los creyentes ayuden a los esclavos a ganarse su libertad y que ha elevado a los que manumiten a los esclavos reconociéndoselos como un acto de adoración.
Durante los califatos la recolección y la entrega del Zakat era una función del estado. En el mundo musulmán contemporáneo, se ha dejado para los individuos, excepto por algunos países en los cuales el estado tiene ese rol hasta cierto punto. La mayoría de los musulmanes en occidente comparten el zakat con las caridades islámicas, las mezquitas, o entregándolas directamente a los pobres. El dinero no se recolecta durante los servicios religiosos, pero algunas mezquitas tienen una caja para los que deseen contribuir con el zakat. De modo diferente al zakat, otras formas de caridad, hechas en secreto, son superiores, porque la intención es que solamente Dios lo sepa.
Aparte del Zakat, el Corán y la tradición del Profeta Muhámmad (la Sunnah), también acentúan la sadaqah o caridad voluntaria para los más necesitados. El Corán enfatiza la importancia de alimentar a los pobres, la vestimenta para los que carecen de ella, la ayuda a los deudores; cuanto más una persona ayuda, más Dios ayuda a esa persona. Quien cuida de las necesidades de las personas, Dios cuida de sus necesidades.